Solar Térmica
¿Qué se puede hacer con la energía solar?
A esta pregunta genérica podemos responder que recogiendo de forma adecuada la radiación solar, podemos obtener calor y electricidad.
El calor se logra mediante los colectores térmicos, y la electricidad, a través de los llamados módulos fotovoltaicos. Ambos procesos nada tienen que ver entre sí, ni en cuanto a su tecnología ni en su aplicación.
Hablemos de los sistemas de aprovechamiento térmico a grandes rasgos, ya que más adelante se explicaran estos mismos con más detalle.
Para saber sobre energía solar fotovoltaica, pulse aquí.
El calor recogido en los colectores puede destinarse a satisfacer numerosas necesidades. Por ejemplo, se puede obtener agua caliente para consumo doméstico o industrial, o bien para dar calefacción a nuestros hogares, hoteles, colegios, fábricas, etc. Incluso podemos climatizar las piscinas y permitir el baño durante gran parte del año.
¿Cómo funciona la energía solar? Básicamente, el funcionamiento de una instalación solar térmica consiste en un circuito cerrado de tuberías (circuito primario) por el que se hace circular agua (con o sin anticongelante) que al pasar por los colectores solares se calienta en mayor o menor medida. El agua caliente procedente de los colectores es reconducida a un depósito acumulador, cediendo su calor al circuito de agua de consumo doméstico (circuito secundario). Una vez que ha cedido su calor, el agua fría es bombeada de nuevo hacia los colectores.
Es habitual encontrarse con instalaciones en las que el acumulador contiene un sistema de apoyo, que actúa en caso de que el sistema no sea capaz de alcanzar la temperatura de uso (normalmente 45ºC).

Principio de la Térmica solar:
Colector (1)
Cambia energía solar en calor y transmite el calor a un liquido. No solamente en dias soleados se produce calor, también en dias con una radiación difusa
Bomba (2)
Transporta la energía de calor del colector al acumulador Recipiente (3)
Regulador solar (4)
Calefactor (5)
Cuando no hay suficiente calor producido, la calefacción auxiliar se pone en marcha
Usos de la energía solar El uso de energía solar para calentar agua tiene una gran ventaja, porque la cantidad de agua sanitaria necesaria es más o menos constante durante todo el año. Bien dimensionada una instalación puede cubrir desde el 50 hasta el 100% del suministro de agua caliente. Normalmente se calcula la instalación para que haya un suministro del 80% en invierno. Así, en verano el suministro será del 100%. El cálculo para la medida justa es el conocimiento del propio suministro del agua caliente. También se puede pensar en una bajada del consumo de agua caliente. Es aconsejable aclarar estas dudas con un especialista. Como punto de referencia se puede calcular con un uso de agua caliente (45°C) de 100 litros por dia por persona, una superficie del colector de 1,2 m² hasta 1,5 m² por persona.
Si se quiere usar el agua caliente también para la calefación, la dimensión de la instalación debe ser más grande. Casi siempre se necesita un sistema auxiliar, para asegurar un suministro suficiente de agua caliente, cuando las placas termicás no producen suficientemente energía. En España se aconseja el montaje de radiadores de suelo.
También, y aunque pueda parecer extraño, otra de las más prometedoras aplicaciones del calor solar será la refrigeración durante las épocas cálidas, precisamente cuando más sol hay. En efecto, para obtener frío hace falta disponer de un "foco cálido", el cual puede perfectamente tener su origen en unos colectores solares instalados en el tejado o azotea. En los países árabes ya funcionan acondicionadores de aire que utilizan eficazmente la energía solar.
Las aplicaciones agrícolas son muy amplias. Con invernaderos solares pueden obtenerse mayores y más tempranas cosechas; los secaderos agrícolas consumen mucha menos energía si se combinan con un sistema solar, y, por citar otro ejemplo, pueden funcionar plantas de purificación o desalinización de aguas sin consumir ningún tipo de combustible.
La energía solar puede ser perfectamente complementada con otras energías convencionales, para evitar la necesidad de grandes y costosos sistemas de acumulación. Así, una casa bien aislada puede disponer de agua caliente y calefacción solares, con el apoyo de un sistema convencional a gas o eléctrico que únicamente funcionaría en los periodos sin sol. El coste de la "factura de la luz" sería sólo una fracción del que alcanzaría sin la existencia de la instalación solar.

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